Segui ha presentado, junto a la directora general de Salud Pública, Mercedes Vinuesa, el segundo informe sobre la situación mundial de la seguridad vial realizado por la OMS, que sitúa a España en el décimo segundo país del mundo con mayor seguridad vial con 5,4 fallecidos por 100.000 habitantes, según datos de 2010.

En su comparecencia, Seguí ha recordado que ya existe un procedimiento para que los médicos de familia comuniquen a los jefes provinciales de Tráfico si un paciente no debería conducir por sufrir una enfermedad permanente o transitoria o estar tomando una medicación que interfiera con la conducción.

Ese procedimiento ya existe, pero, según ha subrayado Seguí, "tal vez no es conocido", y permite iniciar a Tráfico el proceso de revocación temporal o permanente de la licencia de conducción. "Eso está antes de que era directora, pero otra cosa es que no se conozca o que muchos médicos planteen la disyuntiva de la confianza del paciente y la confidencialidad de sus datos", ha precisado. 

Para involucrar a los médicos a aplicar este mecanismo y "proteger la salud" de los pacientes que no están en óptimas condiciones para conducir, los responsables de la DGT están manteniendo desde hace unas semanas reuniones con diferentes colectivos.

Por otra parte, en cuanto al informe de la Organización Mundial de la Salud sobre Seguridad Vial 2013, con cifras del 2010, se constata que cada año fallecen en el mundo 1,24 millones de personas en accidentes de tráfico. Y España, en cuanto al número de fallecidos, es el duodécimo país del mundo, entre los países de similar motorización y exposición al riesgo, en fallecidos por 100.000 habitantes: en concreto 5,4 muertos.

Está por delante de países como Francia, Austria, Australia, Bélgica, Canadá o Estados Unidos, aunque por detrás de otros como Suecia, con 3,7 fallecidos por cada 100.000 habitantes, lo que evidencia, según Seguí, que todavía "hay mucho por hacer" para acercarnos a ese porcentaje.Entre los aspectos que hay que mejorar estaría el grado de seguimiento policial a las condiciones bajo los efectos del alcohol, que los responsables españoles fijaron en los datos que entregaron a la OMS para la elaboración del informe con una nota de 6.

Una nota más alta se da España para calificar el seguimiento global policial de las leyes vinculadas a la seguridad vial.
España es uno de los veintiocho países que dispone de una legislación adecuada para reducir la accidentalidad basada en cinco factores de riesgo: exceso de velocidad, conducción bajo los efectos del alcohol, la no utilización del caso en motocicleta, el uso del cinturón de seguridad y los sistemas de retención infantil.

Los datos de este informe son mejores que los obtenidos en el de 2009, con datos de 2006: en ese año murieron en las carreteras 2.478 personas frente a las 4.104 de 2010, con lo que la disminución fue del 40 %. En los últimos diez años ese descenso alcanza el 50 %.

Si tenemos en cuenta el tipo de usuario, la mayor proporción de fallecidos correspondió a los conductores de vehículos de cuatro ruedas; en segundo lugar se situaron los pasajeros y después motoristas, peatones y ciclistas, un grupo que supuso no obstante un mayor peso que en el primer informe.

En 2006 fallecieron 1.739 conductores, un 50 por ciento menos que en 2010 (867 muertos), un año en el que también se redujeron en un 46,5 % el número de pasajeros muertos, en un 36 % el de motoristas, un 23,4% en peatones y un 10% en ciclistas.