El frío, la nieve, la lluvia o el viento son factores meteorológicos muy comunes en otoño e invierno, que influyen en nuestra seguridad a la hora de conducir. Por ello, es muy importante adaptar nuestra conducción y revisar nuestro coche a estos condicionantes.

Es muy aconsejable tener un correcto mantenimiento de los neumáticos y prestar especial atención a la profundidad del dibujo, fundamental para una buena evacuación del agua en caso de lluvia y un buen agarre al pavimento.

El límite legal de esta profundidad de dibujo es de 1,6 milímetros, pero por debajo de los 4 milímetros esa evacuación del agua podría no ser del todo correcta .

Otra de las incidencias mecánicas más habituales en invierno está relacionada con el líquido refrigerante. Por ello, es clave llevar a cabo un mantenimiento para comprobar que esta sustancia no haya perdido sus propiedades anticongelantes,

Los limpiaparabrisas, las luces y la batería son los otros elementos que necesitan ser revisados, especialmente en invierno, para comprobar su buen funcionamiento y aumentar la seguridad durante la conducción.