Los servicios de emergencia manejan el término 'la hora de oro' que establece la importancia que tienen esos 60 minutos desde que se produce el accidente hasta que es atendida la víctima de manera eficiente.

En un autobús las complicaciones de actuación son exponenciales por el elevado número de heridos que pueden producirse y aquí entra en acción el sistema e-Rescue.

Básicamente, consta de dos elementos fundamentales: un anclaje específico del propio asiento, que permite retirarlo sin herramientas por parte de sólo dos personas, y un compartimento bajo el asiento en el que se encuentran los elementos necesarios para la inmovilización de la víctima, similar al chaleco salvavidas que se encuentra bajo los asientos en los aviones.

En caso de accidente los servicios de rescate y emergencias acceden al compartimento con una llave, extraen los elementos de inmovilización (collarín y correas) e inmovilizan al paciente, que es sacado del habitáculo estable y llevado a la camilla en el propio asiento para su traslado al hospital.

Partiendo de la base que todos los accidentados deben ser tratados como si tuvieran una lesión medular el dispositivo aporta dos ventajas fundamentales: la primera es que el material de inmovilización de la comuna está en el lugar que se encuentra la víctima y la segunda es que, una vez extraído del habitáculo, deja espacio para un mejor movimiento de los rescatadores dentro del autobús.

e-Rescue dispone de una patente internacional en 10 países de la Unión Europea, así como en Brasil, Estados Unidos, México y China. Además, es un sistema respaldado y financiado por la Unión Europea en el programa Horizonte 2020 de Investigación e Innovación.

El coste de la implantación de e-Rescue en un autobús ronda los 10.000 euros, una cifra menor si tenemos en cuenta que un vehículo de estas características supera los 300.000 euros.

Las principales ventajas de e-Rescue son que se trata de un sistema homologado para todo tipo de asientos y autobuses con lo que no hay que modificar las butacas que trae el propio autobús, añade puntuación en las licitaciones para la explotación de líneas, reduce las consecuencias de un posible siniestro y por tanto puede llegar a reducir las primas de seguro al reducir los costes sanitarios.