Este invento supone una innovación del sistema de alumbrado actual, al disponer de medios de control capaces de evaluar la fuerza con la que pisamos el freno, que se ve reflejada en las luces de freno traseras.
Cuánto más se pisa el pedal, más potente será la luz de los faros traseros. De esta forma, existe una comunicación constante entre los vehículos que circulan por la vía.
Además, en caso de frenada de emergencia, este sistema hace posible que se enciendan todas las luces al máximo, junto con los intermitentes, para avisar lo antes posible de esta situación al resto de conductores sin la necesidad de accionar las luces de emergencia.
Estos faros inteligentes también cuentan con una luz de marcha atrás, que refleja el sentido de la maniobra del vehículo, al señalizar la dirección con las luces blancas de marcha atrás, dejando una fija y la otra en movimiento, a modo de intermitente.
Según destaca su creador, este sistema cuenta con ventajas para la seguridad vial como la constante comunicación entre vehículo y conductor, la disminución del tiempo de reacción, el mantenimiento de la distancia de seguridad cuando más se necesita y, en general, un aumento de la seguridad en nuestras carreteras.