No es más que una prueba en un circuito cerrado pero demuestra que, con pavimento deslizante, mucha agua en el suelo y viento racheado, un neumático de invierno duplica la eficacia en frenada y en agarre en curvas frente a uno normal, por muy nuevo que sea.
En una superficie húmeda el ABS salta demasiado pero con los neumáticos de invierno se consigue parar el automóvil en muy pocos metros. Llevar puestos los neumáticos de invierno en el coche evita muchos sustos en carretera y también tener que cargar con las cadenas y ponerlas el día de la nieve.
Si la Guardia Civil para a un conductor que lleva neumáticos de invierno no le puede obligar a usar las cadenas. Pero los españoles no sólo no tenemos la costumbre de usar neumáticos de invierno sino que incluso la crisis ha hecho que descuidemos nuestra seguridad. Se ha quintuplicado la demanda de ruedas de segunda mano.
En nuestras carreteras hay cerca de 90.000 vehículos circulando con neumáticos en mal estado. Proliferan los talleres pirata y las reparaciones en plena calle. Pero cuando el frío, el agua, la nieve y el hielo se adueñan del asfalto, conviene estar preparados y no jugársela.