España continúa a la cola de Europa en el ámbito de la instalación de desfibriladores, muy por debajo de otros países como Reino Unido, Alemania o Francia pero, poco a poco se van consiguiendo pequeños logros que nos acercan a que, cada vez más, existan más espacios cardioprotegidos.

2016 ha sido un buen año en el ámbito de los desfibriladores ya que ha aumentado hasta un 50% su instalación en espacios públicos y empresariales. Así, Ayuntamientos, clubes deportivos y empresas son los principales sectores y lugares donde la cardioprotección ha crecido y farmacias, centros educativos, comunidades de vecinos y vehículos ya cuentan con desfibriladores. 

Nuestra campaña de desfibriladores ha sido un factor clave para impulsar su instalación y la Comunidad de Madrid, Asturias y Murcia ya se han sumado a esta importante causa  y todos sus espacios públicos contarán con desfibriladores. 

Y es que la campaña de concienciación de laSexta ha sido clave para que en 2016 otros lugares de nuestro país hayan anunciado que contarán con desfibriladores en sus instalaciones. Es el caso de la Alhambra de Granada, la ciudad murciana de Santomera, algunos puertos de Canarias, las compañías de transporte Alsa y Renfe en sus autobues y trenes, respectivamente, así como en algunas piscinas y playas españolas. 

Cada año fallecen 30.000 personas en España por paradas cardiorrespiratorias. La utilización de desfibriladores automáticos (DEA) o semiautomáticos (DESA) incrementan en un 70% las probabilidades de recuperarse tras un paro cardiaco. Por ello, la rápida actuación en estos casos es vital. Los cinco primeros minutos son decisivos, por esto muchas veces para los servicios de Emergencias el tiempo juega en contra. Después de los diez minutos, la tasa de supervivencia es nula, según un estudio American Heart Association.

Para lograr el objetivo de actuar cuanto antes, el desfibrilador debe llegar en los primeros cuatro minutos. Así, si al lado de cada extintor hubiera un desfibrilador y personas con conocimientos mínimos en reanimación, se estima que podrían salvarse más de 4.500 vidas al año.

El funcionamiento es de un desfibirlador es muy seguro y sencillo y cualquier persona puede utilizarlos siguiendo unos fáciles pasos. Su instalación siempre viene acompañada de la formación para su utilización y la formación en reanimación cardiopulmonar.  

"Cada vez tenemos más desfibriladores instalados y cada vez gracias a esto salvamos más vidas, este punto es fundamental ya que demuestra la importancia de tener un desfibrilador lo más cerca posible", ha explicado el director general y fundador del Proyecto Salvavidas, Rubén Campo.

"Cuantos más desfibriladores tengamos instalados más personas conocerán las técnicas de reanimación y más vidas salvaremos. Aun así, sería fundamental que la formación en Reanimación Básica y el conocimiento de los desfibriladores se realice desde la base, en todos los centros educativos como ya ocurre en otros países", ha explicado Campo.

Si quieres apoyar nuestra campaña de desfibriladores, firma aquí. Todos estamos preparados para salvar una vida.