Es evidente que todos queremos ayudar y dejar paso a un vehículo de emergencia que irrumpe en el radio de acción de nuestra circulación, aunque los nervios, y no saber muy bien qué hacer, pueden suponer que, sin pretenderlo, entorpezcamos el paso de un ambulancia.
Existe una regulación al respecto, aunque simplemente demanda que se facilite el paso de dichos vehículos; el problema reside en que lo que sugiere la norma no siempre es lo más recomendado por los propios conductores de las ambulancias.
Conocer cómo se comporta una ambulancia, y qué es lo más efectivo a la hora de dejarles paso, nos ayudará a que lleguen antes a su destino y, lo que es más importante, a salvar más vidas.