En zonas en las que hay riesgo de que crucen animales por la vía, conviene practicar una conducción defensiva y estar atento a cualquier señal (movimiento, brillo, etc.) que pueda indicar la presencia de un animal en las proximidades. Conviene estar alerta tanto a derecha como a izquierda (la tendencia natural es fijarse más en el lado derecho): los animales pueden aproximarse desde ambas partes.  
El mantenimiento en perfecto estado de luces, parabrisas y limpiaparabrisas y el uso del cinturón de seguridad son esenciales parar reducir las colisiones y sus consecuencias.

Si aparecen animales en la vía o junto a ella, hay que reducir la velocidad para incrementar el tiempo de reacción y las posibilidades de evitar un choque. Conviene recordar que el comportamiento de los animales en estas situaciones es impredecible y que, en muchas ocasiones, los animales se desplazan en grupo. 

Hay que evitar volantazos y movimientos bruscos: se puede perder el control del vehículo y provocar un accidente o salirse de la vía. Si la colisión con un animal es inevitable, se debe mantener la vista hacia donde se quiera llevar el vehículo (no puesta en el animal), pisar el freno de forma firme y rápida y tratar de chocar en ángulo (no frontalmente). Justo antes del impacto, es conveniente levantar el pie del freno para reducir las posibiliades que el animal acabe estrellándose contra el parabrisas.   

Tras chocar con un animal, hay que detenerse en cuanto sea posible en un lugar seguro, fuera de la calzada, señalizar la parada, comprobar el estado del vehículo y llamar a la Autoridad o sus Agentes para comunicar el hecho. No hay que acercarse nunca a los animales heridos. Posteriormente, debe contactarse con el seguro para comunicar los daños que haya podido sufrir el vehículo.