Ángel estaba entrenando en un polideportivo cuando se desplomó. Se salvó gracias a la rápida intervención de Tomás, que estuvo 20 minutos intentando reanimarlo con la ayuda de un desfibrilador.
Ángel sabe que tuvo suerte porque la mayoría de los espacios deportivos no están cardioprotegidos. 

En España, sólo cuatro comunidades obligan a instalar desfibriladores en lugares públicos. El modelo a seguir es País Vasco, que cuenta ya con 1.044 equipos. En Euskadi cualquier persona, sin conocimientos sanitarios, puede usarlos. Pero no ocurre lo mismo en todas las regiones, lo que genera confusión a la hora de actuar. 

Si nos comparamos con otros países, España sale malparada. En nuestro  país no hay ni dos desfibriladores por cada 100.000 habitantes. Mientras que en Francia tienen casi 15 veces más y en Japón cuentan con 47 desfibriladores por cada 100.000 habitantes.

Si quieres que tu comunidad sea un espacio cardioprotegido, firma nuestra petición aquí. Cerca de 8.000 personas ya lo han hecho.