Con el objetivo de estimar la ingesta de azúcares añadidos y analizar la densidad nutricional de los alimentos que aportan estos azúcares a la dieta de los menores, el trabajo publicado para la revista científica ‘Nutriens’, ha contado con una muestra de 1775 adultos con hijos de entre 7 y 12 años.

Los autores de la investigación han construido por ello un índice para evaluar el valor nutricional de los alimentos objeto de estudio, reflejando la densidad de nutrientes presente en cada porción de cada alimento (NDIS), calculado en función de la cantidad diaria consumida de cada alimento.

El estudio revela así que el consumo medio de azúcares añadidos en niños españoles se encuentra muy por encima de las recomendaciones de la OMS, y que más de la mitad del azúcar añadido procede de alimentos con baja densidad nutricional.

Los resultados consideran llamativo que los padres tengan una percepción aceptable o buena sobre determinados alimentos con una densidad nutricional baja y que aportan alto contenido en azúcares añadidos por ración, ya que el 65% de los azúcares añadidos que consumen diariamente los niños españoles proceden de alimentos con baja densidad nutricional como el azúcar blanco, mermeladas, salsas, golosinas, cacao en polvo, refrescos, helados, galletas…

Por el contrario, el otro 35% procede de alimentos con mayor densidad media, como son los postres lácteos, bebidas vegetales y yogures azucarados, o de densidad alta como los batidos envasados con al menos un 90% de leche, cereales de desayuno y leches infantiles enriquecidas.

¿Qué alimentos son buenos y cuáles son malos?

Los resultados del estudio explican qué alimentos contienen demasiados azúcares añadidos y, por tanto, hay que excluir de la dieta diaria, por ejemplo la leche y los derivados lácteos como los yogures naturales.

A pesar de ser un alimento importante en la alimentación de los niños y uno de los alimentos que no aportan añadidos y, sin el cual difícilmente alcanzaremos la ingesta recomendada de algunos nutrientes como el calcio o la vitamina D, la leche tiene una estrecha relación con el cacao con azúcar añadido que debemos reducir sí o sí, acostumbrando a los niños a sabores menos dulces.

Son recomendables, en cambio, todos aquellos productos que contienen azúcares libres, es decir, los que están presentes de forma natural en los alimentos, como por ejemplo la fruta y los zumos, que no los néctares que sí que tienen azúcares añadidos.

Asimismo, hay que hacer una distinción con aquellos productos que contienen azúcares añadidos, pero también otros nutrientes, como los cereales de desayuno, los batidos con al menos un 90% de leche o las bebidas vegetales, y reducir el consumo aunque no haya que eliminarlos completamente de la dieta diaria.

Aquellos alimentos que más azúcar añadido aportan y que además no tienen una densidad nutricional adecuada son el grupo más rechazable y hay que tener cuidado con ellos y solo incluirlos en la dieta de forma ocasional.

La bollería industrial, galletas, cacao en polvo, barritas de chocolate, etc se encuentran en esta clasificación y es ahí donde hay que enseñar a los padres a que esos alimentos no están demonizados ni hay que quitarlos de la dieta, sino de los cuales hay que reducir el consumo y ser conscientes de que tiene que ser solo de forma ocasional.

Por otra parte, los resultados de elaboraciones caseras como el bizcocho, también cuentan con una gran cantidad de azúcares añadidos, pese a no ser de fabricación industrial, pues por mucho que nosotros estemos añadiendo el azúcar, es azúcar añadido.

El consumo de bebidas azucaradas por parte de los niños también ha sido censurado por los expertos, ya que a veces las toman como si fuera agua y en realidad apenas tienen nutrientes. Por ello solo hay que contemplarlas como bebidas hidratantes en casos muy específicos.

Esto mismo ocurre con las bebidas isotónicas, las cuales los niños no tienen por qué tomarlas, ya que para la práctica deportiva que suelen realizar, el tiempo empleado y la intensidad, les basta con agua normal, embotellada o de grifo.

Pide a la industria reformular los alimentos y a la administración regular los azúcares añadidos

Los azúcares añadidos tienen un impacto negativo sobre la salud de los niños, cuya cifra de sobrepeso infantil y obesidad en España es preocupante. Ante esta situación, se han reclamado medidas como la incorporación al etiquetado de la cantidad de azúcares añadidos para prevenir muchas de estas enfermedades.

Se ha pedido a la Administración que regule los azúcares añadidos que se incorporan a los alimentos y que la industria reformule los alimentos, al igual que se ha hecho con la sal, que se ha ido bajando progresivamente, como por ejemplo en el pan.

Esta regulación se ha hecho muy bien, con una bajada que se ha ido regulando poco a poco. De la misma manera, se puede hacer con los azúcares añadidos y además de esa manera también se podría acostumbrar el paladar de los niños a un sabor menos dulce y a requerir menos cantidad de azúcar en su alimento preferido.

Por último, la industria alimentaria debería reformular esos alimentos que los niños van a pedir, como es el cacao o la bollería, para que contengan menos azúcar.