El 60% de las personas con insuficiencia cardíaca sufre a su vez cinco o más enfermedades crónicas asociadas, entre las que destacan la hipertensión, la fibrilación auricular o la cardiopatía isquémica. Por otra parte, las enfermedades no cardiovasculares más frecuentes, relacionadas con la insuficiencia cardíaca son distintos tipos de cáncer, la anemia, la enfermedad renal crónica, así como la diabetes, el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Todas estas dificultades se traducen, como declara la Sección de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, en una necesidad mayor de cuidados paliativos. Algo que, como destacan los propios cardiólogos, constituye uno de los puntos menos preparados de la terapia.

Como informan algunos expertos, “Los cuidados paliativos están poco desarrollados en el manejo de las cardiopatías, probablemente, porque la predicción exacta del momento de la muerte en las enfermedades cardiovasculares es más difícil de determinar que en otras patologías”.

Por otra parte, los tratamientos enfocados en estas comorbilidades son imprescindibles, ya que sin ellos, estas patologías pueden contribuir a un empeoramiento de las personas con insuficiencia cardíaca. Algo que conllevaría el ingreso hospitalario, y en el peor de los casos, la muerte del propio paciente.

Para evitar este desenlace, los profesionales en materia cardiovascular destacan la necesidad de invertir y desarrollar más la parte de cuidados paliativos en los centros de atención y hospitales, no solo durante la fase terminal, sino desde un momento mucho más temprano de la enfermedad.