Soengas ha lamentado que la medida, lejos de solucionar la situación, ha generado un clamor entre la comunidad científica, evidenciado por las redes sociales que, según ella, "estaban en llamas". Remontándose a antes de 2011, ha explicado que "los investigadores que éramos becarios no teníamos otra opción que trabajar en condiciones de no cotizar a la Seguridad Social". "No teníamos beneficios por paro ni por bajas maternales", ha apostillado.

La presidenta de ASEICA y ganadora del premio Constantes y Vitales a mejor investigación biomédica en 2017, ha destacado también la acumulación de años de beca por parte de muchos investigadores, llegando incluso a periodos de 10 o 16 años. Esta situación, combinada con el enfoque de la nueva orden ministerial, que utiliza la base de cotización del 2024, conlleva un desembolso inasumible para muchos. “Supone un desembolso que en mi caso es de 17.000 euros y no es justo”, afirmó.

"Es un clamor. Las redes sociales estaban en llamas", afirmó Soengas, refiriéndose al descontento generalizado entre los investigadores. A pesar de las alegaciones y propuestas presentadas, la presidenta de ASEICA señaló que no han sido escuchadas por el Ministerio, lo que añade frustración a la situación. Soengas concluyó enfatizando que los investigadores no se oponen a pagar, pero exigen que sea en proporción a lo que les corresponde. La falta de consideración hacia esta demanda ha generado una sensación de injusticia y un cuestionamiento sobre la equidad en el trato a los trabajadores del ámbito científico.