La intervención del robot permite colocar entre 7 y 20 electrodos dentro del cerebro para determinar la zona exacta que causa las crisis epilépticas y extirparla después con precisión submilimétrica: "El robot nos marca la dirección y profundidad adecuada, pero la técnica final siempre la hace el neurocirujano", ha explicado el neurocirujano Bartolomé Oliver.

El neurólogo epileptólogo Antonio Russi ha explicado que la operación se dirige "al 20%-30% de los enfermos de epilepsia que no mejoran tras ser tratados con fármacos", y que los resultados son mucho mejores si se aplica a los dos años del diagnóstico porque el tiempo es un factor pronóstico.

A diferencia de otras técnicas utilizadas anteriormente, el sistema robótico 'Neuromate Renishaw' es menos invasivo y permite realizar una operación con "más precisión y seguridad", lo que facilita el tratamiento de casos más complicados y que incluso se podían considerar inoperables hasta ahora.

Este proyecto consigue que desaparezcan, de forma completa las crisis epilépticas en ocho de cada diez pacientes con epilepsia del lóbulo temporal, que es la más frecuente, y permite mejorar la enfermedad al 20% restante combinándolo con fármacos.

El robot fue adquirido hace cerca de un año por los centros Oliver & Ayats Institute y Epilepsia Russi Institute, ambos situados en el Centro Médico Teknon, que acumulan una experiencia de más de 600 pacientes intervenidos de cirugía de la epilepsia.   

Se trata del primer robot neuroquirúrgico instalado en España, si bien posteriormente también ha sido adquirido por el Hospital Sant Joan de Déu y el Hospital del Mar de Barcelona, aunque el modelo de este último es diferente.