La creación de este supermercado madrileño nace con la idea de diseñar una tienda donde poder encontrar productos ecológicos de proximidad, fomentar el consumo responsable y la autogestión en la gran ciudad.
Los socios de La Osa trabajan tres horas al mes de forma voluntaria, una medida con la que consiguen reducir el precio de sus productos que, por lo general, al proceder de agricultura sostenible y de comercio justo, pueden ser más elevados inicialmente.
Las decisiones sobre la dirección son colectivas y cada socio cuenta con un voto.