Las tecnologías digitales llegaron para quedarse hace ya unos cuantos años, pero una pandemia y el confinamiento han reafirmado que nuestra sociedad ha cambiado radicalmente. La infancia ya no es lo que era. Los más pequeños de la casa son nativos de una era digital llena de oportunidades y también de riesgos y peligros. Es responsabilidad de todos facilitarles una incorporación positiva en el mundo tecnológico, pero las familias juegan un papel clave. La tecnología debe incorporarse como un elemento más en la educación. La familia y el entorno educativo deben trabajar alineados para inculcar hábitos saludables en el uso de Internet, de los videojuegos y de los diferentes dispositivos electrónicos. Una buena educación en las TIC ayudará a crear un alumnado digitalmente más competente y que esté mejor preparado para los retos futuros de este sector.

En el estudio que hicieron Rideout y Saphit del Common Sense Media, “Zero to Eight” se ve cómo un 72 % de los niños entre cero y ocho años utilizan smartphones y tabletas, y que un 50 % de las familias encuestadas declaran que usan su móvil para entretener a los pequeños. Muchos padres están preocupados por el uso que sus niños y niñas hacen de las nuevas tecnologías, cuánto tiempo tienen que dedicar, para hacer el qué y qué recursos son los adecuados. La respuesta está en la creación de un ambiente de confianza, una buena comunicación y la educación en valores que hará que las tecnologías de la información y la comunicación tengan una proporción adecuada y equilibrada.

Algunas claves

-Tenemos que ser referentes

Si queremos que nuestros hijos e hijas hagan un uso responsable de las nuevas tecnologías seamos el ejemplo. La coherencia entre nuestros dichos y hechos es fundamental. Si no quieres que estén con el móvil en el momento de la cena, no contestes tú mensajes de última hora en el trabajo o mandes mensajes de última hora por el grupo de la familia. Ayuda a tus hijos a entender el entorno digital, a analizarlo, a filtrarlo y a contrastarlo para obtener un entorno seguro.

-¿Sabes los intereses de tus hijos?

Internet tiene su cara B con numerosos peligros como el ciberbullying, las estafas, el sexting y los hackeos. Pero también tiene su cara A donde es una ventana abierta a buscar información, aumentar el conocimiento, culturizarte descubriendo nuevos autores y música distinta. Es una máquina del tiempo al pasado y al futuro y en numerosas ocasiones los padres limitan su uso según el tiempo que se consuma la red. Dialoga con tus hijos, pregúntales sobre sus intereses y establece un acuerdo para evitar conflictos y crear inseguridades.

-Regula el aprendizaje

Gestiona el tiempo y los ritmos de tus menores. Ayúdales a seguir itinerarios, rutinas y a cumplir objetivos para satisfacer sus necesidades. Deja que sean autónomos con los dispositivos tecnológicos, que aprendan por sí solos y que se sientan seguros de compartir sus ideas o aportar soluciones a los problemas que les surjan con su uso. Esto hará que crezca su desarrollo cognitivo y emocional.

-Aprendemos (video)jugando

En muchas ocasiones los adultos desconocen las posibilidades que traen consigo los videojuegos y llegan a verlos como una amenaza. Y eso es desconocimiento porque el mundo ya no es el mismo que cuando ellos eran pequeños. Además de una función de mero placer, los videojuegos no dejan de ser juegos que se incluyen en un sistema educativo, formal o informal. Lo que está claro es que no todos los videojuegos son iguales, se pueden ordenar en función de qué tipo de pensamiento requiere que se ponga en marcha. Jugar es compartir y comunicarse. Reflexionad con vuestros hijos sobre qué aporta cada tipo de videojuego y cuáles tienen que ser sus limitaciones.

-Los filtros parentales no hacen todo el trabajo

A lo largo de los últimos años se han creado filtros parentales que ayudan a regular el uso que hacen los menores de las nuevas tecnologías. Dónde se han conectado, qué han hecho en la red, qué no han hecho, cuánto tiempo han pasado en línea… Con los filtros parentales también denegamos el acceso a determinadas páginas webs o canales. Pero, cuidado, estas herramientas solo sirven de complemento a nuestra tarea educativa.