En una sociedad patriarcal el papel de las mujeres se ve supeditado a la figura del hombre, aumentando la brecha de género. Si además de patriarcal, la sociedad también es digital, la discriminación que sufre el sexo femenino -la mitad de la población- es doble. O triple, si además de ser mujer, también es una persona mayor de 75 años.

Para tratar de medir la magnitud de esta brecha digital de género en España, el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) sacó a la luz la pasada semana un informe con datos actualizados, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo).

Según esta investigación, en la última década en España se ha reducido notablemente la brecha digital de acceso a internet, y el 92 % de la población de entre 16 y 74 años se conecta a internet una vez por semana. Además, tanto hombres como mujeres usan los dispositivos electrónicos principalmente para mensajería instantánea.

Eso sí, cuando superamos la barrera de los 75 años, el porcentaje de mujeres que jamás se ha conectado a internet roza el 70 %. El 26 % lo hace, al menos, una vez por semana.

Por otro lado, las mujeres son el objetivo principal de los ciberdelincuentes (64 %), y una de cada cuatro encuestadas declaró que ha reducido su uso de redes sociales o las ha abandonado tras haber sufrido acoso online: la mayoría jóvenes de entre 16 y 24 años.

En esta misma línea, las mujeres tienden más a limitar el acceso a sus perfiles sociales y a restringir el acceso a su ubicación geográfica; y solo un 6 % dice sentirse segura al navegar por la red.

Si analizamos el tipo de contenido que consume cada género en la red, vemos también diferencias. Mientras que los varones lideran en temas relacionados con la economía, el comercio o la información; el 73 % de las mujeres centran sus búsquedas en temas sobre “cuidados”: tales como información sobre salud, concertación de citas médicas o empleo.

Con respecto a este último punto, ONTSI subraya que más de la mitad de las mujeres encuestadas sienten que no están capacitadas para competir en un mercado laboral automatizado y tecnológico.

En el último trimestre de 2021, la tasa de actividad masculina supera la media nacional, según la Encuesta de Población Activa (EPA), situándose en el 64%, frente al 54% de las mujeres.

Actualmente, siete de cada diez empresas españolas no cuenta en su plantilla con especialistas femeninas en tecnologías de la información, perpetuando los estereotipos de género y acrecentando la sensación de “síndrome de la impostora” que les lleva a dudar de sus habilidades.

Por ejemplo, el informe denuncia que las mujeres trabajan más en puestos que no permiten teletrabajar -y dificultan más la conciliación familiar-; y que sectores como el de la industria del videojuego, solo cuenta con un 18,5 % de mujeres.

Este panorama laboral tan desalentador para las féminas también impacta en las decisiones de las generaciones futuras. Aunque hay más mujeres estudiantes universitarias, solo el 0,5 % de las niñas adolescentes de los países de la OCDE tiene pensado estudiar profesiones relacionadas con el campo de las tecnologías digitales, frente a un 5 % de los niños.

Por este motivo, ONTSI asevera que es clave “cambiar las expectativas de género específicas en las profesiones para que las mujeres escojan carreras más técnicas”. Pero para ello, también hay que cambiar los roles tradicionales dentro del hogar, que relegan a la mujer a dedicar, de media, dos horas y cuarto más que los hombres en tareas domésticas.

Pero hay motivos para la esperanza. Casi la mitad de las féminas encuestadas cree que la tecnología ayudará a reducir la brecha laboral de género, tanto en acceso como en retribución.