Nos llegan a nuestras aplicaciones de mensajería instantánea, los compartimos en redes sociales e, incluso, los creamos nosotros mismos para darle un toque de humor al día a día de nuestros grupos compartidos. Son, efectivamente, los memes.
¿Pero qué es un meme? Quizás la segunda acepción del concepto en la RAE sea el significado popularmente más aceptado: "Imagen, vídeo o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet". El meme es a la vez crítica, ironía, diversión, reapropiación y, en algunos casos, información.
El libro Memeceno: La era del meme en Internet (La Caja Books) es un ensayo que nace con la intención de historizar el meme y analizar su evolución a lo largo del tiempo. En él, ocho autores y autoras millennials ponen su experiencia y conocimiento para hacer balance de la historia y el impacto social del meme. Álvaro L. Pajares, coordinador del libro y escritor, lo define como “un libro a medias entre el lenguaje de Internet y el de un ensayo cultural”. “Queríamos adaptar el fenómeno al formato libro de una manera ágil y amena. Que el lenguaje no fuera demasiado académico, sino accesible para comprender el fenómeno del meme”, comenta.
Un poco de historia
Aunque en 1976 el científico Richard Dawkins acuñó el término “meme” en su obra 'El gen egoísta' ('The Selfish Gene') para referirse a los rasgos culturales adquiridos mediante procesos evolutivos de copia e imitación, lo cierto es que en el acervo popular nos referimos al meme como una manifestación propia de la red, y solo desde el boom tecnológico de principios de siglo adquiere un significado universal.
Hay cierta unanimidad en cuál fue el primer meme de la historia, aunque se presentan disparidad de criterios sobre cuál fue el primer meme de la historia de Internet.
En espíritu, el meme nace en 1921, cuando la revista Judge comparó a través de dos imágenes cómo pensábamos que salimos en una fotografía con flash y cómo realmente sucede. Si nos referimos a la era de internet, se suele hacer alusión a dios, el Hamster Dancing, creado por el canadiense Deidre LaCarte en 1998, un vídeo en formato gif en el que 392 roedores bailan sobre un fondo musical, y All Your Base Are Belong To Us, que surgió en el mismo año y hace referencia a las consecuencias de la llegada del año 2000.
El periodo comprendido entre 2006 y 2020 está considerado la edad dorada del meme en internet. “Los memes empezaron siendo fotografías sencillas e incluso dibujos simples que circulaban en foros de Internet. Se difundían porque esa simple imagen recogía un sentir compartido sobre alguna cuestión colectiva, como por ejemplo una broma interna de un grupo”, cuenta Alba Lafarga, videoensayista sobre filosofía y cultura en Youtube. “Los memes traducen nuestra realidad a través del filtro del humor y la ironía. Es un formato de contenido digital en constante transformación y cuyo elemento clave es que pueda ser compartido de forma masiva en Internet”.
Radiografía del meme perfecto
Como ocurre con la publicidad o con las canciones, en un mundo marcado por la inmediatez, los memes deben tener un impacto inmediato, ser fácilmente descifrables y compartibles. En muchas ocasiones, conectan con la realidad. Según Álvaro L. Pajares, “el meme perfecto tiene una estructura semántica exacta, se expresa de la forma más clara posible. Es capaz de sintetizar el máximo posible la información para que quede en tu cabeza”.
Según el coordinador de Memeceno, un ejemplo perfecto sería el meme que se puso de moda hace algunos años, “mucho texto”, sobre el personaje de Baby Yoda en versión ganster, que ironizaba sobre los mensajes largos y cansinos a los que nos enfrentamos en redes. Con dos palabras y un dibujo era suficiente.
Para Alba Lafarga, el meme perfecto es capaz de captar un sentir general sobre una tema específico, consigue retratar una experiencia compartida a través de una imagen y un texto o un vídeo corto. Y, normalmente, está conectado con el humor: “Si también hace que se te escape una carcajada, ya lo tendrías todo hecho”.
Sobre la obsolescencia y la muerte del meme
Aunque los análisis más agoreros ya han declarado la obsolescencia del meme, los cierto es que desde las cadenas de spam de las empresas, pasando por las primeras plataformas de redes sociales, el uso cotidiano de la mensajería instantánea o, recientemente, la aparición de nuevas plataformas hegemónicas, el meme está en continua mutación.
Como la energía, los memes se transforman. Sus formatos se reinventan, adquiriendo nuevas capacidades. Quizás con la revolución de TikTok, se haya inaugurado ya una nueva era del meme. “Tik Tok lleva el meme más allá, usando el formato vídeo y añadiendo plantillas, filtros, sonido, doblaje y superposición de la voz y una guía de nuevas fórmulas a disposición del usuario para que el meme adquiera otra dimensión”, cuenta Álvaro L. Pajares.
Su visión es compartida por Lafarga, que señala el momento clave: “TikTok despuntó durante la pandemia y hoy día es donde actualmente se crean y comparten más memes en forma de vídeos cortos”. Los avances que Tik Tok ha generado sobre el formato meme están siendo replicados por otras plataformas.
El uso social del meme
El meme, socialmente hablando, no es ni bueno ni malo en sí mismo, sino que depende de quién lo use y con qué propósito lo haga. Como indican en Memeceno, tanto para difundir ideas relacionadas con movimientos sociales, como cayendo en manos de la “alt-right”, hasta el ámbito privado de la familia o los grupos de amigos, el meme es una poderosa herramienta de comunicación en Internet. Lo ideal es usarlo desde el humor y la ironía, de forma constructiva y responsable.
Pajares considera al respecto que “los memes son un ejemplo de paradoja. Por un lado, constituyen una solución económica a una situación dada. Sin embargo, a veces es reduccionista y nos lleva al extremo, formando parte de la polarización de la sociedad”.
Al hilo de la capacidad de reflexión o movilización de los memes, Lafarga comenta que “es un formato que ha permitido generar debate y dar a conocer las claves del feminismo, el antirracismo o el antifascismo entre gente que no había tenido contacto con dichos movimientos. Por ejemplo, el fenómeno del #Metoo contribuyó no solo a difundir el feminismo en redes, sino a dar herramientas a otras mujeres para poder detectar si habían sufrido situaciones de abuso o a poderlas ver en el futuro. Por lo que a pesar de no poder medir su impacto de forma precisa sí que vemos que los memes tienen un rol muy importante en la difusión de ideas en Internet”.