La regresión en la comprensión lectora en muchos países europeos es una realidad. El último informe Pirls (Progress in International Reading Literacy Study) dirigido por la Universidad de Bostonr revela datos no demasiado alentadores a nivel europeo. Mientras la comunidad educativa investiga los porqués de esta involución, el documento señala el impacto de la pandemia de la Covid-19, las limitaciones económicas en el ámbito de la educación, la pobreza o la omnipresencia de las pantallas como principales factores desencadenantes.
Suecia, país que obtuvo una puntuación de 544 en el informe —11 menos que en la evaluación de 2016— ha dado el primer paso. El gobierno sueco ha paralizado la digitalización de las escuelas debido a que el nivel de lectoescritura del alumnado se ha desplomado respecto a 2016. Por ello, ha encargado a un grupo de expertos estudiar posibles cambios: entre ellos, volver a los libros de texto.
El gobierno sueco atendió a las evidencias de que existe una relación inversamente proporcional entre el tiempo pasado delante de la pantalla y el nivel de comprensión lectora. A más pantalla, menos comprensión lectora. En Francia, un grupo de familias ha fundado el Colectivo de Luchas contra la Invasión Digital de la Escuela (CoLINE) con la idea de suprimir la presencia de las pantallas. “Les cuesta más leer, escribir y concentrarse”, aseguran.
En España la cosa no ha ido mucho mejor. El nivel de comprensión lectora bajó 7 puntos, situándose en 521. En Cataluña, por ejemplo, el desplome llegó a los 507 puntos, 22 menos que el informe precedente. Pero conviene tomar perspectiva, dar un paso atrás y mirar más allá de los titulares. En rigor, el caso de Suecia tiene una letra pequeña importante: el ministerio sueco ha aplicado el mayor recorte presupuestario en educación desde 2007. En Cataluña, basta con señalar un dato: el 40% de los centros educativos no tienen biblioteca pese a estar obligadas por ley. Los recortes en Educación vienen de tiempo atrás y es un factor fundamental para enmarcar la situación actual.
No solo pantallas: un problema poliédrico
Puede que la decisión sueca haya tenido más eco mediático que equivalencia real en la vida en las aulas. Marta Domínguez, jefa de estudios en el IES Cabañas de La Almunia de Doña Godina y escritora, señala que “en España no hay un debate oficial sobre el tema de las pantallas. Más bien al contrario, se tiende a la digitalización, a que los textos sean llevados a la pantalla”. “Haciendo ejercicios con el alumnado, hemos comprobado que si los textos son un poco largo, se aburren”, cuenta.
Andreu Navarra, profesor y escritor que trata la situación educativa actual en su ensayo Devaluación continua (Tusquets, 2019), señala un aspecto fundamental para analizar la comprensión lectora: los programas docentes. “El índice de comprensión lectora es desastroso por la sencilla razón de que se está dejando de enseñar a comprender un texto, como ocurre también con las tablas de multiplicar. Lo que no se enseña no se aprende”.
El problema puede que no sea tanto que existan las pantallas en las aulas como que se haya dejado de enseñar la comprensión lectora. Y no es un tema que aluda solo a las escuelas.
El informe PIRL de 2016ya reflejaba que realizar actividades de aprendizaje previas a la escuela en el hogar era una de las variables que más incrementan la competencia de comprensión lectora. Los niños y niñas que leen en casa con sus padres llevan medio curso de ventajarespecto a los que no lo hacen. Pero el acompañamiento depende de la situación socioeconómica de las familias. Muchas veces, la trituradora laboral no les deja ni tiempo ni fuerza para hacerlo.
La involución es más bien una inercia que comenzó hace demasiado tiempo. Domínguez compara el sentir del profesorado y de padres y madres: “El profesorado lo ve en su foro interno. Se ha involucionado en la comprensión lectora desde incluso antes de la pandemia. La problemática viene de años atrás, no solo asociado a esta digitalización acuciante. Los padres también lo han detectado”.
Pero, ¿es posible volver atrás en términos de digitalización?
Retroceder en el proceso de digitalización es casi una quimera hoy en día. La sociedad está profundamente digitalizada y es un proceso que sigue avanzando. Andreu Navarra es tajante respecto a la presencia de las pantallas: “Las pantallas en Primaria deberían ser erradicadas. Hay que volver a ofertar cursos obligatorios de Literatura desde Primaria. Ante todo hay que alfabetizar, enseñar a escribir y pensar y matemáticas básicas, todo lo que el sistema prohíbe enseñar y aprender. El constructivismo oportunista y corrupto ha fracasado. Se impone un giro de 180º que inaugure una cultura humanística e inclusiva para todos desde ya”.
Sin embargo, Marta Domínguez ve poco factible dar marcha atrás en un proceso ya muy avanzado: “Es muy complicado dar marcha atrás, no sé si es posible. La tecnología nos ha proporcionado una rapidez de acceso al conocimiento y ha cambiado el tipo de interrelación. La clave es enseñar en un buen uso de la digitalización: ver los pros y enseñarles a hacerlo bien. Desde la escuela podemos enseñarles a compaginarlos, a que vean el atractivo más allá de lo audiovisual, que vean atractivos los libros”.
De cara al futuro, se adivinan dos caminos paralelos: los procesos de paralización o supresión de lo digital que ya se han iniciado en algunos colegios europeos y la educación de tiene en cuenta el tiempo que pasa el alumnado frente a la pantalla. Para Andreu Navarra, la conclusión es clara: “Solo a través de una escuela fuerte analógica, cultural y humanística podemos aspirar luego a una utilización provechosa y ética de la tecnología educativa”.