Los videojuegos, lejos de ser simples pasatiempos, están emergiendo como herramientas terapéuticas poderosas. Algunos estudios recientes sugieren que pueden ofrecer beneficios significativos en el tratamiento de personas con trastorno del espectro autista (TEA), mejorando habilidades sociales, cognitivas y emocionales en aquellos que enfrentan esta condición del desarrollo. Vale la pena examinar de cerca cómo los videojuegos están desafiando los estigmas y transformando el panorama del tratamiento del autismo en menores.

¿Qué dicen los expertos?

Se han llevado a cabo diversas pruebas y estudios en los últimos años para determinar la eficacia de los videojuegos como herramienta terapéutica. Uno de los más recientes es el caso de “Pico's Adventure”, un videojuego de interacción de cuerpo entero desarrollado por el grupo de investigación Cognitive Media Technologies de la Universidad Pompeu Fabra y diversos especialistas de los hospitales Sant Joan de Déu y de Mutua Terrassa. Los estudios experimentales iniciales han demostrado la eficacia de este videojuego como complemento de las terapias convencionales para fomentar la socialización en los niños con TEA. Desde entonces, esta herramienta ha adquirido un papel destacado en la búsqueda de alternativas basadas en tecnología para fomentar las conductas de iniciación social en niños con trastornos del espectro autista.

La comunicación con los demás representa uno de los desafíos más significativos para los niños con este trastorno, quienes necesitan aprender habilidades fundamentales como pedir ayuda, iniciar interacciones sociales o expresar emociones a través de ejercicios y terapias específicas. Aunque aún se necesitan más investigaciones y ensayos para comprender el alcance y la efectividad de esta forma de tratamiento, los hallazgos hasta el momento respaldan la idea de que los videojuegos pueden ser una herramienta valiosa en la intervención temprana y el tratamiento continuo del autismo en niños.

Cuando la solución se convierte en problema

Sin embargo, no todos los expertos terminan de aprobar por completo esta práctica como herramienta de terapia efectiva. Betiana Pérez, especialista en Neurodesarrollo e Inclusión Educativa y creadora del proyecto educativo TeAprende, ofrece una perspectiva cautelosa sobre el uso de videojuegos en el tratamiento del autismo. Si bien reconoce el potencial de los videojuegos para estimular habilidades de socialización, Pérez advierte sobre los posibles riesgos de un uso excesivo: “Esta herramienta puede ser un arma de doble filo, pues es tan placentera que cada vez los aleja más de enfrentarse a las frustraciones que generan las interacciones entre personas fuera de la virtualidad. Entender el código social y desarrollar esas habilidades solo es posible exponiéndose una y otra vez. Eso, eventualmente, les permite vivir en sociedad y ser funcionales en la vida que les ha tocado”.

La fundadora de TeAprende, el programa de nivelación y continuidad educativa para personas con TEA, considera que encontrar un equilibrio es crucial para el éxito del tratamiento. Es fundamental que los padres, terapeutas y educadores supervisen de cerca el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla y fomenten actividades que promuevan la interacción social fuera del entorno virtual. Esta medida no solo ayuda a prevenir posibles efectos negativos del uso excesivo de los videojuegos, sino que también contribuye al desarrollo integral de los niños con autismo, fortaleciendo sus habilidades sociales y su capacidad para relacionarse de manera efectiva con su entorno.

En definitiva, los videojuegos pueden ser una herramienta terapéutica valiosa para las personas con autismo, siempre y cuando se utilicen de manera equilibrada y bajo la supervisión adecuada. Su potencial para mejorar habilidades cognitivas, sociales y emocionales es innegable, pero es crucial encontrar un punto medio para evitar posibles efectos negativos y garantizar un uso saludable. Con la orientación adecuada, pueden abrir nuevas puertas y oportunidades en el tratamiento y la inclusión de las personas con autismo en la sociedad moderna.