A la espera de ver el balance provisional del año que publicará la Dirección General de Tráfico (DGT), se tiene en cuenta la cifra más reciente que corresponde al 19 de diciembre y contabiliza 1.169 muertes a 24 horas (los fallecidos en las primeras 24 horas tras producirse el siniestro), frente a las 1.129 de esa misma fecha de 2016 (un 4% más).

Además de la cifra total, también ha hecho saltar las alarmas los más de 500 motoristas fallecidos en lo que llevamos de año.

¿Qué ha pasado para que la curva descendente que la gráfica de la siniestralidad mantuvo durante una década haya empezado a subir?

Aunque las respuestas pueden variar según a quién se pregunte, sí hay unanimidad por parte de los expertos en dos factores: el aumento de la movilidad por el inicio de la recuperación económica y el envejecimiento de nuestros coches, los que más antigüedad tienen de media en la Unión Europea.

En concreto, 700.000 vehículos más y 15 millones más de desplazamientos han incidido en el alza, así como la velocidad inadecuada, el consumo de alcohol y drogas, no ponerse el cinturón de seguridad y las distracciones, según la DGT.

El director general de Tráfico, Gregorio Serrano, se ha mostrado preocupado por el repunte producido en la siniestralidad por segundo año consecutivo.

Administración, víctimas, automovilistas y expertos en seguridad vial encaran 2018 con propuestas que aunque son diferentes, tienen un mismo objetivo: retomar la tendencia descendente de la accidentalidad. Para ello -destacan-, hay que volver a situar la seguridad vial y su problemática en un primer plano, como política de estado.

Con el foco puesto en luchar contra el consumo de alcohol y drogas al volante y contra de las distracciones causadas por el uso del móvil, la DGT trabaja en nuevas medidas con el objetivo de incorporarlas en una reforma de la ley de Tráfico, tras los buenos resultados del carné por puntos en su primera década de vida.

La DGT ha puesto en marcha ya el 90 por ciento de las 15 medidas urgentes de un plan de choque que aprobó a principios de año.

Entre ellas, un plan de protección de vías ciclistas -hay ya 150 protegidas-, más vigiladas y con resultados satisfactorios: desde su puesta en marcha, no ha fallecido ningún ciclista en ellas.

Avisadores de velocidad en los tramos conflictivos, identificación de cruces inteligentes -ya se han ejecutado 7 y otros 32 están en tramitación, guías sonoras longitudinales en diferentes tramos, un plan de test de drogas con 100.000 pruebas este año y 150.000 en 2018, adquisición de 746 etilómetros y 500 lectores de drogas y compra de 300 motos para los agentes de la Guardia Civil son algunas de esas actuaciones.

También, la compra de 156 nuevas furgonetas para la Guardia Civil de Tráfico con equipos de alcohol y drogas, la puesta en funcionamiento de 225 nuevas cámaras de control del cinturón de seguridad y diversas campañas de concienciación se suman a las medidas en marcha.

Para el 2018 la DGT plantea su proyecto de seguridad vial en cuatro bloques: reformas legislativas, control, educación y comunicación.

De este modo, en los próximos meses podría aprobarse la reforma de la ley de Tráfico y los reglamentos de vehículos y auxilio en carretera, además del plan estatal de la bicicleta, nuevas instrucciones y medidas de control y prevención de accidentes y más inversión en educación, comunicación e investigación.