Al menos uno de cada cuatro medicamentos actuales puede interferir de algún modo con la conducción, como subrayan desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Y aunque determinados tratamientos incluyen un pictograma que alertaría del posible peligro de conducir bajo sus efectos, una parte considerable de los conductores ignora este riesgo de forma inconsciente.
Los expertos aconsejan informarse siempre, sobre todo si se sigue un tratamiento farmacológico, de los posibles efectos de los medicamentos en la conducción. En especial, los principales fármacos que deben evitarse a la hora de ponerse al volante son los antidepresivos, relajantes musculares, los tratamientos contra la alergia, así como los ansiolíticos y los antipsicóticos.
Además, se recomienda evitar el uso de colirios ya que, en algunos casos, pueden llegar a afectar a la visión en carretera. Por otro lado, si bien parte de la medicación existente puede provocar una reducción del tiempo de reacción, o de los reflejos, así como estados de somnolencia o una alteración de la audición, otros medicamentos pueden provocar los efectos contrarios.
Como adelantan algunos especialistas, esto se puede reflejar en que “no siempre el efecto será negativo, puesto que en muchas ocasiones el medicamento permite controlar la patología y mejorar la capacidad de conducción”. No obstante, cada caso es distinto, y puede haber fármacos que afecten a solo a una parte de los conductores. Por eso las asociaciones farmacéuticas destacan la importancia de valorar cada caso de forma individual y evitar circular, sobre todo en caso de que haber comenzado una nueva terapia o tratamiento.