En 2018 (último año con datos consolidados) la velocidad fue el segundo factor concurrente en los accidentes mortales, en concreto, el 22%, solo por detrás de la conducción distraída y por delante del alcohol.

Según el estudio “Velocidad y riesgo de accidente” realizado por International Transport Forum (ITF) el exceso de velocidad es el principal problema que tienen los países motorizados.

Ahora, una estimación realizada para Noruega muestra que si todos los conductores condujeran por debajo de los límites de velocidad, el número de muertes se reduciría en un 20% (Elvik 2011).

Del 6 al 12 de julio la Dirección General de Tráfico ha puesto en marcha una campaña de vigilancia de la velocidad en la que se ha controlado el cumplimiento de los límites con el objetivo de reducir la siniestralidad.

Durante esa semana se han controlado más de 500.000 vehículos en las carreteras convencionales, de los que cerca de 29.000 han sido denunciados por exceso de velocidad.