Así lo ha dicho a los periodistas el director general de Tráfico, Pere Navarro, en Collado Villalba (Madrid) tras asistir al cambio de la última señal de limitación de 100 kilómetros por hora por la de 90, al entrar mañana en vigor este nuevo límite.
Pere Navarro ha asistido al cambio de la última señal de limitación de 100 km/h por 90 este lunes y ha recordado que en 2018 murieron casi novecientas personas en las carreteras convencionales y estima que con esta medida "deberíamos ser capaces entre todos de reducir un diez por ciento la cifra, es decir, noventa muertos menos cada año".
Por ello ha pedido "a todos los conductores su colaboración para cumplir estos límites de velocidad en las carreteras convencionales", que totalizan 14.419 kilómetros.
Navarro ha advertido que exceder este límite hasta 120 kilómetros por hora conlleva sanción económica pero a partir de 121 incluye pérdida de puntos, entre dos y seis según el exceso.
Ha recordado que la velocidad es la causa de los accidentes de mayor gravedad y que se va a reforzar la vigilancia y se va a estudiar la posibilidad de poner más radares para reducir la siniestralidad en estas carreteras.
Esta bajada de velocidad se produce en aquellas vías en las que se registra el mayor número de víctimas (en torno al 75-80 por ciento de media en los últimos cinco años) y en las que la velocidad es un factor concurrente en los siniestros.
En 2017, de las 1.321 víctimas mortales en accidentes de tráfico en vías interurbanas, 1.013 lo fueron en carreteras convencionales.
En 2018 fallecieron 877 personas en estas carreteras siendo el accidentes más frecuente la salida de la vía, el 40 por ciento, seguido por colisiones frontales, el 27 por ciento, y muchos siniestros estuvieron relacionados con pérdidas de control por exceso de velocidad, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT).
El director general de Tráfico ha aclarado que los camiones de más de tres toneladas y media tendrán el límite en 80 pero los autocares "por la baja siniestralidad y por los buenos resultados que están dando van a poder ir a 90" con lo que "por primera vez se ponen al mismo nivel de velocidad máxima que automóviles y motocicletas".
Se han cambiado 2.790 señales con un coste de 650.000 euros.
Según informa la DGT, el principal objetivo de la reducción de este límite de velocidad es reducir la siniestralidad vial y cumplir el objetivo establecido en la estrategia 2011-2020 de bajar de 37 la tasa de fallecidos en accidente de tráfico por millón de habitantes (En 2017 fue de 39).
Además, converger con Europa donde se han ido adoptando medidas de reducción de las limitaciones de velocidad en este tipo de vías, siendo la tendencia mayoritaria los 90 kilómetros por hora, aunque algunos países ya han apostado por los 80, como Suecia y Holanda, referentes en seguridad vial.