Los alumnos que se presenten a la prueba deberán seguir las indicaciones del GPS durante unos 20 minutos, además de atender a las instrucciones del examinador durante el resto del examen.
Ante los datos que indican que más de la mitad de los conductores utiliza estos dispositivos, las autoridades británicas han decidido introducir esta novedad en el examen, que definen como la más significativa desde 1996.
El secretario de Estado de Transporte, Andrew Jones, ha afirmado que la medida "ayudará a reducir el número de muertos y heridos en las carreteras".
"Tenemos que asegurarnos de que el examen de conducir continúa siendo relevante en el siglo XXI", indicó Jones.
Los nuevos test pondrán asimismo menos énfasis en maniobras a baja velocidad en calles poco transitadas para centrarse en zonas de mayor densidad de tráfico, donde se producen la mayor parte de los accidentes.