James Liberona-Feek sufrió una colisión frontal en 2014 y se rompió las piernas y un brazo pero, gracias al cinturón de seguridad, pudo volver a caminar con esfuerzo y rehabilitación. Will Giles sufrió un traumatismo craneoencefálico, tras un grave accidente de tráfico, pero el cinturón de seguridad le salvó la vida.

Ellos son dos de los protagonistas de esta impactante campaña de concienciación de Nueva Zelanda con la que se pretende concienciar a sus ciudadanos sobre las graves consecuencias que puede tener no abrocharse el cinturón de seguridad en el coche, en un pasís en el que cada año unas 90 personas mueren por no llevarlo puesto.

'Belt up live on' ha conseguido recrear, gracias al maquillaje, las marcas como cicatrices o moratones de estos supervivientes, reales, de accidentes de tráfico, incluidas las señales del cinturón de seguridad cuando se produce algún siniestro de este tipo. Esas marcas son la diferencia entre la vida y la muerte.

La campaña también ofrece vídeos con los testimonios de los supervivientes, que cuentan su historia de superación y comparten su alegría de no haberse olvidado al subir al coche de abrocharse el cinturón.