Pese al descenso de los trayectos de largo recorrido en nuestras carreteras, los accidentes no se han visto reducidos de la misma manera este verano.

A finales de julio, el número de desplazamientos alcanzó los 37 millones, lo que supuso un descenso del 11,5% en comparación con 2019. Los trayectos en días laborables bajaron un 8,6% y los fines de semana un 17,5%. Sin embargo, la curva de la siniestralidad no se comportó igual.

Con más de 100 accidentes de tráfico, solo se ha producido un descenso del 5% respecto al 2019. En concreto, de mediados de junio a mediados de agosto, ha habido solo un 3 % menos de víctimas mortales en comparación con el año pasado.

Desde la DGT explican que las carreteras vacías pueden provocar un aumento de confianza en los conductores, que tienden a conducir de una forma menos prudente y pisar más el acelerador.

Además, desde Tráfico aseguran que tras el estado de alarma han aumentado los niveles de estrés y ansiedad en la población, lo cual puede afectar de forma negativa a la conducción.

En la siniestralidad también influye el estado del vehículo y, según datos oficiales, más de tres millones de conductores circulan sin la ITV y las prórrogas del estado de alarma no han mejorado la situación del parque automovilístico.

Las infracciones de tráfico más habituales no cambian. Se mantienen el exceso de velocidad, el consumo de alcohol al volante y el uso del teléfono móvil.