Investigadores de la Universidad de Liverpool han llevado a cabo este estudio sobre las enfermedades más afectadas por la contaminación y el cambio climático y, se ha concluido que la sensibilidad climática de los patógenos es un indicador clave que refleja como las enfermedades pueden responder a estos cambios.

Durante la investigación se han analizado 100 patógenos humanos y se han analizado cuales tienen mayor impacto en la salud. Casi dos tercios de estos se han mostrado sensibles al clima, y dos tercios más tienen un controlador climático, lo que significa que el impacto del cambio climático sobre ellos probablemente será multifacético y complejo.

En cuanto a la sensibilidad al clima por enfermedades, las propagadas por insectos y garrapatas fueron las más sensibles, seguidas por las transmitidas en el suelo, el agua y los alimentos. Entre ellas están el 'Vibrio choerae', una causa del cólera y la 'Fasciola hepática', que causa una enfermedad del hígado. Además, las enfermedades emergentes pueden verse particularmente afectadas por el cambio climático. Los patógenos zoonóticos, aquellos que se propagan de animales a seres humanos, también resultaron ser muy sensibles al clima.

Sin embargo, los investigadores afirman que su respuesta al cambio climático dependerá de los impactos de otros factores, como cambios en los viajes y el comercio, el uso de la tierra, la deforestación, nuevas medidas de control y el desarrollo de la resistencia a los antimicrobios.