El ambicioso proyecto de San Van Aken, es producir el 'Árbol de las 100 frutas'. De momento, este profesor y artista estadounidense, ha creado uno que contiene injertos de 40 árboles frutales diferentes, entre las cuales hay duraznos, ciruelas, nectarinas, albaricoques y cerezas. Todas ellas son frutas de carozo, es decir, tienen hueso en su interior.

Este árbol híbrido era parte de un huerto de unos 150 años en Nueva York, que hubiera desaparecido si no fuera por Van Aken, que aprovechó la información genética de este huerto en el que había frutas poco comunes en peligro de extinción.

El artista llama a su proceso "escultura a través de injertos", y lo realiza haciendo pequeños cortes en el tronco, donde inserta una rama nueva de otro árbol. Después une estos dos trozos con cinta, el corte se cierra y la rama comienza a crecer junto al tronco.

"Quería que el árbol interrumpiera y transformara la cotidianidad. Cuando el árbol florece inesperadamente en colores diferentes y observas los distintos tipos de fruta colgadas de las ramas, no sólo cambia la forma en que lo ves, sino que cambia la forma en que percibes las cosas en general", ha expresado Van Aken.

Uno de los mayores propósitos de estos árboles es conservar la diversidad de variedades nativas de Estados Unidos. Este no es sólo un proyecto horticultural, ya que estos árboles son resultado de un proceso creativo. También es un proceso cultural que permite la manipulación de material vivo.

Por otro lado, como árboles frutales destinados al consumo humano, podrían ser útiles a la hora de producir pequeñas variedades de frutas en distintas estaciones del año.