Las llamas en un coche que se incendia arrasan con la luna, los asientos, la carrocería y los neumáticos. En el caso de un vehículo convencional, se puede llegar a tardar hasta tres horas en apagarlo, a veces incluso más, mientras que en un coche eléctrico, los bomberos extinguen las llamas en pocos minutos.

Esto es posible gracias a que, tal y como señala José Antonio León, director de Comunicación de Renault, sus "vehículos incorporan una tecnología innovadora que permite que los bomberos accedan directamente al interior de la batería".

Por su parte, un bombero indica que "un agujerito estaba tapado con un plástico que se ha fundido". "A partir de ahí, todo el agua que metamos entra directamente a donde está el incendio, a la batería", añade.

Atacarlo así reduce la cantidad de agua necesaria de los 11.000 litros que se necesitan de media a unos 1.300.

José Antonio León destaca al respecto que "esta patente está liberalizada para que cualquier fabricante que quiera utilizarla pueda hacer uso de ella".

Bomberos de toda España afinan su técnica para enfrentarse a estos fuegos. "Es muy importante para nosotros conocer toda la tecnología de los fabricantes", expresa uno de ellos, mientras que otro subraya que "el incendio de vehículos es una intervención muy típica". Además, nada tiene que ver el tipo de motor que tenga el coche.

Luis Fernández, bombero, afirma que "hay gente que asocia al vehículo eléctrico una serie de riesgos que no lo son tanto". Y es que quemando el vehículo que aparece en el vídeo principal de la noticia se ha desmontado el falso mito de que los eléctricos son más propensos a incendiarse o a explotar.