Aprender a reconocer los primeros síntomas

La campaña ‘#112elIctusSeTrata’ alerta de los signos que muestra una persona que puede estar sufriendo un ictus para que se llame urgentemente al 112. Los principales signos de los que alerta la Fundación son: inmovilidad de un lado de la cara, boca torcida, debilidad en brazos o piernas, parálisis de un lado del cuerpo, imposibilidad de articular palabras o frases, pérdida brusca de visión y desequilibrio o aparición de un intenso dolor de cabeza.

Esta campaña está siendo difundida a través de redes sociales, para que cuando las personas llamen se active el llamado 'Código ictus' y el personal sanitario pueda priorizar un tipo de cuidados especiales y trasladar al paciente al centro más cercano. No debe olvidarse que el tiempo es crucial ya que influye en el tratamiento y la recuperación del paciente. Además, nos insisten en la importancia del diagnóstico precoz. Hoy en día, con el avance de la tecnología y unos conocimientos apropiados en materia de prevención por parte de la población general apoyada por profesionales, podría lograrse mejorar los resultados neurológicos tras sufrir un ictus.

Entre 110.000 y 120.000 personas sufren al año un ictus en España, de las cuales un 50% queda con secuelas que afectan a su calidad de vida y convierten, muchas veces, a sus familiares en cuidadores. La trombectomía mecánica, es una técnica que permite retirar del torrente sanguíneo de forma rápida y sencilla los coágulos que obstruyen el paso de la sangre al cerebro (la principal causa del ictus) haciendo que el paciente recupere su independencia funcional tres meses después de la intervención. Desde las tres entidades convocantes de la campaña, se ha subrayado la importancia de acelerar la cadena asistencial para reducir el impacto del ictus en la sociedad. Además, han puesto en valor los proyectos de inclusión y rehabilitación emocional posterior a esta enfermedad, algo a lo que no hay que restarle valor.

Las mujeres son más propensas a sufrir más daños tras un ictus

La Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), ha hecho público un estudio de 19.652 personas que habían sufrido ictus isquémico y hemorrágico. En él, se demuestra que las mujeres presentan una mayor discapacidad y peor calidad de vida que los hombres a los cinco años de sufrir un ictus. Variables como la edad, o la gravedad del accidente cerebrovascular son influyentes, así como la depresión generada por la dependencia posterior a la lesión. Además, el estudio revela que las secuelas no tienen por qué ser siempre físicas o de movilidad, también se presentan secuelas cognitivas, dolores o fatiga que deben tenerse en consideración.