Este descubrimiento supone el primer informe que señala a los elovaoides como terapias senolíticas potenciales, porque detienen la expresión génica de los trastornos celulares que están involucrados en la muerte de células de retina que recapitulan enfermedades degenerativas de retina, según el director de la investigación, el doctor Nicolas Bazan.

La retina resulta ser clave en la enfermedad de la DMEA, y para una parte integral del sistema nervoso relacionado con el Alzheimer.

Con el paso de los años, las células funcionan de manera más lenta y se vuelven senescentes, es decir, pierden sus capacidades de dividirse y renovarse.

La inflamación crónica resultante, junto con las acumulaciones de la proteína tóxica beta almioide en el cerebro y los tejidos de la retina, pueden llevar a la muerte de las células cerebrales y fotorreceptoras, al igual que favorecen el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

En este sentido, el equipo de Bazán descubrió que los elovanoides, mensajeros químicos bioactivos hechos de ácidos grasos poliinsaturados de cadena muy larga omega-3, obstaculizan estos procesos.

Dichos compuestos se dirigen a genes de senescencia, la proteína clave de senescencia y la expresión de genes relacionados con las sensescencias en las células epiteliales del pigmento retiano. Además, los elovanoides consiguieron restaurar la estructura y la integridad de las células epiteliales y fotorreceptoras de la retina después de ser dañadas por la beta almoide. Por lo que, en general, favorecen a la reparación, remodelación y regeneración.

Por su parte, Bazán advierte de que, aunque en el documento demuestran que los elovaoides fomentan la supervivencia y la función de las células y son protectores para la retina y posiblemente también para el cerebro, es necesario realizar más estudios sobre el uso de estos modelos.