Esta conculsión, tras constatarlo a través de un modelo matemático, es a la que han llegado un grupo de investigadores del Instituo Neurológico de Montreal, cuyo estudio se ha publicado en el último número de la revista 'PLOS Computational Biology'.

En este hallazgo han descubierto que tanto las proteínas beta amiloides como las tau llegan a alcanzar "funciones tóxicas relevantes", entre las que se encuentra la afectación de las sinapsis neuronales y del equilibrio químico interno de las células. Aunque no se conoce aún del todo cómo y por qué surgen, su presencia está muy vinculada a la progresión de la enfermedad, "incluso décadas antes de que esta se manifieste", explica Yasser Iturria Medina, autor del estudio.

Para los autores, este estudio puede ayudar a entender posibles causas de las enfermedades neurodegenerativas y factores asociados ya que la acumulación de proteínas mal formadas en el cerebro ocurre porque no se limpian de forma eficiente y, según sugieren, esto podría estar relacionado con las características genéticas individuales, aunque no descartan la influencia de factores como el estilo de vida.

Los investigadores han constatado que si las proteínas mal plegadas no pueden eliminarse de una región cerebral, comienzan a reproducirse y a propagarse a regiones vecinas o anatómicamente conectadas. "En cierto sentido, y como demuestra nuestro estudio, siguen un patrón muy similar a la propagación de las enfermedades infecciosas en una población de individuos inicialmente sanos", señala el autor.

E igual que el foco infeccioso inicial se extiende a través de contactos sociales, estas proteínas lo hacen siguiendo la red de conexiones nerviosas. "Este modelo se inspira en la forma en que han sido estudiados hasta ahora los procesos epidémicos en la sociedad, para lo cual hemos introducido también nuevos conceptos en el campo de la conectividad cerebral", señala.

Un ejemplo es la distancia anatómica efectiva entre dos regiones, que sería equivalente al número de contactos sociales comunes entre dos personas, del cual depende que estas entidades (regiones o personas) puedan transmitirse entre sí agentes infecciosos.

Este estudio se apoya en evidencias experimentales recientes que demuestran que las proteínas malformadas pueden viajar de unas células a otras, ya sea por el interior de las fibras nerviosas, o incluso siguiendo el movimiento de los fluidos extracelulares.

Aunque las proteínas mal plegadas no son la única componente patológica en los procesos de neurodegeneración, "el control de la mismas ayudaría a su vez a atenuar otras causas interrelacionadas", opina el investigador. Este artículo sugiere que es necesario prestar más atención a los problemas para limpiar estas proteínas y tratar de combatirlos.