Jay Shendure y Lea Starita, profesores del Departamento de Ciencias Genómicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, son los autores principales. Y Greg Findlay, estudiante en el Programa de Entrenamiento Médico-Científico en la Facultad de Medicina de Washington, dirigió el estudio.

El gen BRCA1 suprime los tumores, pero los mecanismos exactos por los que lo hace no se comprenden completamente. Ciertas mutaciones en el gen predisponen a las mujeres a cánceres de mama y de ovario. Si una mujer sana se somete a pruebas genéticas y se encuentra una mutación que predispone al cáncer, la cirugía o la detección más frecuente pueden reducir en gran medida el riesgo de contraer ese tipo de cáncer.

Sin embargo, muchas mujeres que se someten a exámenes genéticos para detectar cáncer de mama y ovario descubren que su gen BRCA1 contiene una variante de significado incierto. BRCA1 es un gen que se ha estudiado mucho, pero actualmente miles de mutaciones entran en esta categoría. Sus implicaciones para el riesgo de cáncer se desconocen.

A los científicos les preocupa que las mujeres que tienen variantes que pueden conducir al cáncer no se identifiquen durante las pruebas genéticas y que, por lo tanto, no tengan opciones que les permita evitar el cáncer de mama o detectarlo en sus etapas más tratables.

El gen BRCA1 ha sido secuenciado en millones de mujeres en Estados Unidos durante la última década. "Con frecuencia las mujeres se someten a pruebas genéticas de detección de mutaciones BRCA1 porque tienen antecedentes familiares de cáncer de mama u ovario", resalta Starita.

"El desafío con las pruebas BRCA1, y con las pruebas genéticas en general, es que a pesar de que el costo de la secuenciación se ha desplomado, seguimos teniendo problemas para interpretar lo que significa esa información", reconoce Shendure.

Para ayudar a los médicos y pacientes a obtener una información mejor sobre las variantes genéticas, Findlay desarrolló un enfoque de investigación llamado 'edición del genoma de saturación'.

Este método se basa en CRISPR, una herramienta enzimática que corta cadenas de ADN para modificar su secuencia. Con él hicieron miles de revisiones minúsculas en el gen BRCA1. Luego, los científicos midieron los efectos de cada mutación para ver cuáles causaban problemas en las células humanas que crecían en un plato.