La declaración tras revisar varios estudios proporciona una visión general de lo que se sabe actualmente sobre cómo influyen la presión arterial elevada en enfermedades del cerebro, como el ictus y el deterioro cognitivo vascular de la enfermedad de Alzheimer.

"Muchos estudios observacionales sugieren que tratar la hipertensión puede reducir el impacto cognitivo de la presión arterial alta, especialmente en el deterioro cognitivo vascular, pero los estudios observacionales no están diseñados para probar causa y efecto", señala Costantino Iadecola, presidente del comité de redacción. 

El deterioro cognitivo vascular describe una serie de cambios en la función cerebral, de leve a grave, causados por el deterioro del flujo de de la sangre al cerebro.
"Sabemos que tratar la presión arterial alta reduce el riesgo de enfermedades del corazón como ataques al corazón, insuficiencia cardiaca congestiva y accidente cerebrovascular, y es importante continuar su tratamiento para reducir los riesgos de estas enfermedades. 

Sin embargo, se necesitan estudios controlados aleatorizados, que no prueban causa y efecto, para determinar si el tratamiento de la presión arterial alta, sobre todo en la edad madura, también disminuirá el riesgo de deterioro cognitivo más adelante en la vida", plantea Iadecola.

Uno de los mayores problemas a los que tienen que hacer frente los investigadores es que pasa mucho tiempo entre el momento en un paciente tiene la presión arterial alta y el momento que comienzan a surgir estos problemas.

La demencia, uno de los trastornos neurológicos más comunes, afecta a un estimado de 30 a 40 millones de personas en todo el mundo. Se cree que el número de personas con demencia se triplicará en todo el mundo en el año 2050 debido al envejecimiento de la población, los cambios en la demografía y la falta de tratamientos, con un coste asociado de más de 1,1 billones de dólares.