Con mucha frecuencia se tiende a adquirir en una cesta de la compra productos como dulces, pasteles, galletas o en estos meses helados, refrescos o bebidas de frutas. Estos son algunos de losalimentos procesados que contienen mayores cantidades de azúcares añadidos, cuyo consumo todos echan en falta en determinados momentos.

El problema se encuentra cuando se consumen de manera inadecuada pues puede favorecer el desarrollo de afecciones como cálculo renal, tal y como indica un estudio observacional de la revista 'Frontiers in Nutrition'.

Niño comiendo azúcar
Niño comiendo azúcar | Pixabay

La publicación señala una relación directa entre dicho consumo y los cálculos renales, los cualesafectan entre el 5 y el 9 por ciento de la población europea. Sobre todo, a aquellos individuos que sufren factores de riesgo (varones adultos, obesidad, diarrea crónica, deshidratación, diabetes, gota, enfermedad inflamatoria intestinal...), cuyos síntomas más habituales tienen que ver con fuertes dolores; obesidad; náuseas; vómitos; fiebre; escalofríos y orina con sangre.

Para la investigación se han necesitado datos epidemiológicos de 28.303 mujeres y hombres adultos, recogidos en entrevistas cara a cara y telefónicas entre 2007 y 2018 dentro de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos (NHANES), sobre su ingesta diaria más reciente de alimentos y bebidas con azúcares añadidos. Cifras que han permitido determinar sus índices de alimentación saludables (IES) y las probabilidades de desarrollar cálculos renales al año en función de un conjunto de factores explicativos como el sexo, la edad, la raza o etnia, los ingresos o el hábito de fumar.

Más del 40% de los españoles afirma no llevar una alimentación saludable
Más del 40% de los españoles afirma no llevar una alimentación saludable | Pexels

Los resultados han demostrado primero que la ingesta media global de azúcares añadidos es de 272,1 calorías al día (13,2% de todo lo consumido a diario), asociándose una mayor prevalencia de cálculos renales, una menor puntuación en el IES y un nivel educativo más bajo con los que más azúcares consumen. De tal modo, aquellos con el 25 por ciento más alto de ingesta de azúcares añadidos tienen un 39 por ciento más de probabilidades de desarrollar cálculos renales, porcentaje que asciende al 88 por ciento para los que obtienen más del 25 por ciento de su energía en azúcares añadidos.

Además, etnias como los antivos americanos o los asiáticos y los grupos con un mayor Índice de Pobreza e Ingresos (PIR) expuestos a cantidades de azúcares añadidos superiores a la media de otros grupos de similar condición cuentan con más opciones de tener cálculos renales.

A pesar de estos avances, aún se estudian los mecanismos que motivan la asociación entre los azúcares añadidos y diversas enfermedades o condiciones patológicas, como puede ser la de los cálculos renales.