Tras analizar los planes llevados a cabo en esta materia por 101 países, el informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ‘The Lancet Countdown’, ha demostrado que la mayoría no cumplen con sus propios planes para salvaguardar la salud de la población de los efectos del cambio climático, y que sólo el 38% tiene los recursos financieros necesarios para poder ejecutarlos.

Muchos países han identificado que el sistema sanitario actual ya tiene influencias negativas por los efectos del cambio climático, una situación a la que no están respondiendo los mecanismos financieros existentes, como el Fondo Verde o el Fondo Mundial para el Medio Ambiente.

Para María Neira, directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, estos resultados significan que la salud todavía no es una prioridad para la delegación de fondos.

La encuesta ha reflejado los obstáculos a los que se enfrentan muchos países para acceder a la financiación internacional proteger la salud frente al cambio climático. Concretamente, más del 75% señalaron la falta de información para acceder, más del 60% la ‘desconexión’ de los agentes en la esfera de la salud con los procesos de financiación, y más del 50% en la falta de capacidad para preparar propuestas.

Los principales riesgos climáticos para la salud pública serían el estrés térmico, las lesiones o muertes por fenómenos meteorológicos y las enfermedades de transmisión vectorial, alimentación o hídrica.

Por ello, el informe de la OMS reclama a los países que adopten medidas dirigidas a eliminar los obstáculos que les impiden poner en práctica los planes.

Además, propone integrar la salud en los procesos de toma de decisiones que afectan a la reducción de las emisiones de carbono, y tener en cuenta los beneficios de las medidas relacionadas la reducción cambio climático en la salud pública.

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