Este hallazgo, publicado en la revista 'Nature', podría ayudar a diseñar una vacuna mejorada contra la gripe, que también proteja contra los virus nuevos.

La vacuna anual contra la gripe es clave para controlar la infección, pero no tiene una eficacia completa.

Una exposición al virus continuada podría socavar la efectividad de la vacuna de la gripe. La inmunidad parcial desarrollada año tras año, ya sea a través de una infección o la vacunación, podría interferir con la respuesta del cuerpo a una nueva vacuna. Esto significa que la vacuna aumenta el reconocimiento de cepas anteriores, pero hace poco para crear la capacidad de combatir cepas nuevas.

Este equipo de investigadores estadounidenses ha desarrollado un enfoque para evaluar si una vacuna activa el tipo de células inmunitarias que se necesitan para una inmunidad duradera contra nuevas cepas. Con esta técnica, los investigadores demostraron que la vacuna contra la gripe es capaz de genera anticuerpos que protegen contra una amplia gama de virus, al menos en algunas personas.

La clave para la inmunidad duradera reside en los ganglios linfáticos, órganos minúsculos del sistema inmunológico ubicados en todo el cuerpo. Durante la infección, los ganglios se inflaman y se vuelven sensibles a medida que las células inmuntarias interactúan y se multiplican dentro de ellos.

Para obtener una inmunidad que dure décadas, las cepas de la gripe de la vacuna deben llevarse a los ganglios linfáticos.