6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanza la primera bomba atómica destruyendo Hiroshima y todo lo que pilla a dos kilómetros a la redonda, se calcula que 70.000 personas murieron en el acto, pero para los supervivientes la vida se volvió una cuenta atrás. Fiebres, mancas por todo el cuerpo, caída del pelo, es la forma en la que esa radiación verde que cegó durante unos segundos a tanta gente, acabaría poco a poco con el total de unas 140.000 vidas solo en Hiroshima.

Tan solo tres escritores tuvieron la oportunidad de contarlo, entre ellos, Ota Yoko, que al ver como a su alrededor la muerte invitaba a todos a irse se apresuró a escribir lo que allí había pasado. En menos de un año plasmó en primera persona la devastación, el horror de lo que había sido testigo.

Sin embargo, no fue nada sencillo publicar ese libro, la censura que impusieron los aliados en Japón una vez terminada la guerra, impidió que se hablara de la bomba atómica. Pasaron cinco años hasta que el país supo que había pasado realmente. Ahora por primera vez se publica en español Ciudad de cadáveres de Ota Yoko, una historia que cuenta cómo los habitantes de Japón, trataron de rehacer sus vidas ante la rendición y la cruel destrucción de su país.