La propagación del VIH en los años 80 parecía imparable, se detectó por primera vez en 1981 y la comunidad gay era la principal afectada de esta enfermedad. Justo cuando comenzaban a tener algo más de visibilidad y a conseguir más derechos la llegada del SIDA fue un gran estigma. Toda una historia de ocultación y dolor que se vivió en aquella época y que recupera la escritora Rebecca Makkai en su libro 'Los optimistas'.

"Por supuesto, no podías mirar a través de la ventana de un bar gay en 1985, las ventanas estaban pintadas de negro, tenían cortinas opacas. Había mucho más secretismo y autoprotección" señala Rebecca Makkai

La sociedad les daba la espalda y el único refugio de los homosexuales era su círculo de amigos que cada vez era más reducido debido a la enfermedad, que en aquellos años, era mortal.

Es en Chicago donde transcurre la historia de 'Los optimistas' asociaciones como AYUDA, eran su única esperanza, ya que sobre todo se pensaba que era una enfermedad de homosexuales, algo que no era cierto. Muchas mujeres estuvieron al frente de estas redes de apoyo "He descubierto que las mujeres tenían un rol importante en los cuidados del VIH y en el activismo" destaca Makkai.

Aunque la investigación ha ido muy lenta, actualmente el VIH ya no causa la muerte, el uso de antiretrovirales consiguen que las personas positivas ni siquiera transmitan la enfermedad cambiando radicalmente sus vidas.

Aunque la comunidad gay ya no tengan que luchar por sus vidas, cuarenta años después todavía tienen que luchar contra el estigma social.