De hecho, nuevas corrientes en la educación infantil ven la necesidad de incluir la llamada educación natural en la formación intelectual. Hay muchos centros que, a falta de espacios naturales en sus inmediaciones, ofrecen actividades como el cultivo de huertos o el cuidado de granjas.

Además, existe un modelo educativo, la bosquescuela, donde la naturaleza es el aula. Los niños aprenden, se relacionan y crecen al aire libre.

Estas escuelas infantiles, pensadas para niños con edades comprendidas entre los tres y los seis años, se han implantado con éxito en el norte de Europa, en Estados Unidos y en Asia.

España se une a esta experiencia con el primer centro bosquescuela que se ha abierto en el municipio de Cerceda. Aprenden plástica, música o matemáticas jugando con palos y barro, trepando a los árboles y explorando el paisaje.