Aunque ya hemos perdido la cuenta de cuántos han sido los intentos de BP por contener el vertido y por más que nos gustaría, ninguna de las noticias que llegan desde el Golfo de México es buena al final.

Llegan imágenes de la “dispersión” provocada por los dispersantes químicos que ha convertido las aguas del golfo de México en una sopa de partículas de crudo, 160 kilómetros de costa ya están dañados, el petroleo es ahora más oscuro, y probablemente más tóxico y pesado, que el que estaba saliendo hasta la fecha y las cifras oficiales han pasado de 5.000 barriles diarios de vertido a una situada entre 12.000 y 25.000 barriles diarios, mientras algunos expertos hablan de  hasta 95.000…

Obama ha anunciado que parará las perforaciones petrolíferas en todas las aguas de Estados Unidos para que no vuelva a suceder un desastre como el que ha provocado BP en el Golfo de México...pero sólo durante los próximos seis meses.

Teníamos ganas de que llegara la noticia pero al igual de BP, Obama tampoco está sabiendo resolver la situación, en este caso el modelo energético de su país y el reto climático.

Como dice el director de campañas de Greenpeace en Estados Unidos, estamos permitiendo que sean las empresas las que dicten nuestras leyes para seguir siendo adictos al petróleo.“Seis meses de suspensión pueden ser un alivio temporal para las comunidades y los animales que dependen de esas aguas cristalinas, pero necesitamos una prohibición permanente de todas las nuevas de perforaciones en el mar, no sólo en el Ártico, sino en todas las aguas EE.UU. La prohibición de toda nueva extracción de petróleo es la única manera de evitar otro desastre del derrame“.

Porque hay una cosa clara, “que no se puede confiar en la industria para que nos proteja de los derrames de petróleo, y mucho menos para que asegure nuestro futuro energético”. Y este futuro solo puede ser 100% renovable.