Con la aprobación del segundo PNACC el Gobierno cumple uno de los compromisos establecidos tras la Declaración de emergencia climática y ambiental en enero pasado.

Este plan responde a la necesidad de adaptarse a los riesgos derivados del cambio climático, pero también a las nuevas políticas del Consejo Europeo que vinculan la adaptación con las políticas de recuperación económica frente a la pandemia del coronavirus.

El PNACC cuenta con siete líneas de trabajo: vulnerabilidad territorial y social, efectos transfronterizos, enfoque de género, prevención de la mala adaptación e incentivos perversos, costes y beneficios de la adaptación e inacción y orientación a la acción.

Además, incluye informes sobre riesgos climáticos y, por primera vez, 30 indicadores que deberán aportar una visión dinámica de los efectos derivados del cambio climático.

Las costas y medio marino, la protección forestal, la lucha contra la desertificación y la agricultura y ganaderías sostenibles o la seguridad alimentaria, son algunos de las 81 ámbitos de trabajo que define el documento.

El PNACC también forma parte de los instrumentos de planificación en materia de energía y clima con el objetivo de reducir los efectos del cambio climático.