La idea del proyecto surge en 2012, cuando Van Wirgerden contempló las dificultades que tenía la población para conseguir productos tras el huracán Sandy, en Nueva York. Esto, junto con la escasez de la superficie terrestre, el crecimiento de la población y las largas distancias que tienen que recorrer los transportes desde el lugar de producción ganadera hasta la tienda donde el consumidor va a comprar, hicieron que se planteara construir una granja flotate en el mar, puesto que el espacio acuático supera el 70% del planeta.

La plataforma de 'Floating Farm' se encuentra en Roterdam, Holanda y tiene 1.300 metros cuadrados distribuidos en tres pisos. En la planta superior, el ganado puede pastar en un amplio jardín; en la segunda, se sitúa el área de producción de lácteos y, en un recinto situado en tierra firme, las vacas pueden pastar al aire libre y es allí donde se crían a los terneros hasta que son suficientemente mayores como para pasarlos a la granja flotante.

Las cuatro claves que utiliza Wirgerden para acercar la producción de la granja al consumidor son: la sostenibilidad, la circularidad, la innovación y el bienestar animal.

Por otro lado, la tecnología que se usa es verde. El techo recoge el agua de la lluvia y los paneles solares suministran energía. La alimentación de los animales también es sostenible y saludable, puesto que los veinte ganaderos que se encargan de esta tarea, usan desechos orgánicos de empresas locales para abaratar costes y fomentar la economía circular de la zona.

El municipio holandés tardó varios años en aceptar la construcción de este proyecto, pero ahora atrae la mirada de nuevos inversores y los empresarios del proyecto quieren replicar esta idea para la producción de vegetales y pollo.