La caza furtiva y demás actividades de este tipo sobre especies amenazadas, no solo haría peligrar las poblaciones de animales como elefantes, jirafas o rinocerontes; sino que, al mismo tiempo, se encargaría de reducir los números de grandes aves como los buitres del continente africano.

Las actividades ilegales en África para conseguir trofeos y partes de animales que luego se destinan a la medicina tradicional afectaría también al número de buitres presentes en el continente. De hecho, como demuestra un nuevo estudio encabezado por investigadores de nuestro país, de las ocho especies de carroñeros que hay en África, se ha producido un alarmante descenso superior al 60% de ejemplares en los últimos 30 años.

La causa principal en este descenso surge del envenenamiento de los animales muertos que sirven de carroña; una técnica usada cada vez en mayor medida por los furtivos para evitar que la aglomeración de estas aves pueda alertar al personal encargado de combatir este tipo de caza sin control.

Como recogen las investigaciones pertinentes, solo tres carroñas envenenadas han acabado con la vida de 537 buitres en Botsuana. Además, a esto se le suma la intención en muchas ocasiones de acabar con estas aves para conseguir su pico y otras partes de sus cuerpos, usados muchas veces como ingredientes en medicina tradicional.