El futuro de las especies y los ecosistemas está cada vez más comprometido debido al calentamiento global. La situación para algunas especies es tan crítica que podrían desaparecer el próximo 2016.

Este es el caso de la ballena azul, una especie amenazada por la caza desde hace décadas y que, a pesar de estas protegidas desde 1966, siguen en peligro de extinción.

Las nutrias marinas necesitaron protección después de que, el siglo pasado, solo quedaran entre 1.000 y 2.000 ejemplares. Actualmente, la población ha ascendido a 150.000 ejemplares, pero aún queda mucho para recuperar sus antiguos números.

La tortuga carey es uno de los animales más amenazados debido a la belleza de su caparazón y su carne. La caza ilegal es uno de sus mayores enemigos.

Los manatíes son unos animales que necesitan aguas cálidas para sobrevivir a las temporadas de bajas temperaturas, ya que las temperaturas extremadamente frías pueden matarlas.

La pesca en Asia, sobre todo en Taiwán y Filipinas, ha disminuido de forma considerable la población del tiburón ballena, comprometiendo su futuro.

El cambio climático ha castigado con especial dureza a los osos polares, que se incluyeron en el 2008 en la lista de Especies en Peligro de Extinción de los Estados Unidos.

El pez napoleón es una de las especies más extrañas del mundo marino. Algunos ejemplares nacen como hembras, pero a los nueve años cambian de sexo y terminan sus vidas como machos.

La pérdida de su hábitat natural y los enredos accidentales en las redes de pesca ha provocado que la población de pristiformes, conocidos comúnmente como tiburones sierra, se reduzca en un 90%.

El dugón, familiar del manatí, se encuentra en una situación de peligro al igual que su pariente. A pesar de estar protegidos, la población de esta especie es bastante escasa.

Por último, el atún azul es uno de los peces más amenazados por la pesca. La sobreexplotación de esta especie no ha disminuido a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional para regular su captura.