El ministerio de Industrias Primarias del estado de Nueva Gales del Sur ha afirmado en un comunicado que con “la prolongación de la sequía en los próximos meses es probable que se registren más muertes de peces si no se produce una lluvia significativa para generar los flujos de reposición”.

Esta alerta se une a la mortalidad registrada en el último mes en la cuenca de los ríos Darling y Murray, que se extiende en más de un millón de kilómetros cuadrados de una valiosa zona agrícola, y coincide con una ola de calor con temperaturas de más de 40 grados.

Las autoridades investigan las causas exactas de esta mortalidad que en el caso del lago Menindee, en el oeste de New South Wales, se atribuyó al impacto causado por una alga tóxica que absorbe el oxígeno.

La sequía que desde hace meses afecta el este del país, considerada una de las peores de las últimas décadas, estaría detrás de la mortalidad de los peces, según las autoridades, aunque varios sectores de las zonas afectadas denuncian la mala gestión de los recursos hídricos.