La evaluación más reciente mostró que esta especie ya no podía considerarse en peligro de extinción y pasaba a la categoría de vulnerable, lo que es una señal positiva.

Los principales problemas a los que se enfrenta este animal son la caza furtiva, la baja tasa de reproducción natural y el cambio climático.

Su hábitat natural es China, donde la caza furtiva y la exportación ilegal están penadas con cadena perpetua e incluso la sentencia de muerte después de la enmienda legal aprobada en 1987, medidas que han conseguido erradicar su amenaza de extincion, pero las consecuencias de la crisis climática podrían acabar con un 35% del hábitat de bambú, -su alimento principal. en los próximos 80 años.

A esta amenaza se suma la corta ventana de fertilidad de las hembras, que se reduce a 48 horas al año, por lo que el aumento del número de ejemplares se ve muy dificultado.

Así, la cría en cautividad, cuyo objetivo es la posterior reintroducción de los animales en la naturaleza, es clave para el futuro de la especie. En 2017 vivían en libertad unos 1.800 ejemplares, pero estos números necesitan salir reforzados para acabar con la amenaza de extinción que todavía cierne sobre esta especie

Un ejemplo de vida protegida es la que llevan los osos panda del Zoo de Madrid, donde todos los ejemplares son descendientes del famoso Chu Lin, el primer panda que nació por inseminación artificial en Occidente y que falleció en 1996.

A partir de Chu Lin, todos los animales de esta especie han nacido vía inseminación artificial porque, a pesar de las numerosas intentonas de reproducción natural en pareja, ésta no ha funcionado hasta el momento.

Actualmente, en el zoo conviven tres ejemplares: la pareja formada por la hembra Hua Zui Ba y el macho Bing Xing, y otra hembra, hija de ambos, Chulina, nacida en 2016.