La tala indiscriminada crece en los últimos años de manera desmesurada debido a los beneficios económicos que aporta. La madera es usada para venderla a empresas privadas y el suelo se quema para llevar a cabo actividades agropecuarias. Se estima que entorno al 20% de los bosques de Darién, considerados como reserva de la biosfera, han sido ya destruidos.

Por ello, Panamá ha lanzado un nuevo Sistema de Trazabilidad y Control Forestal (STCF) para verificar la legalidad de los productos obtenidos por la tala. Consiste en la implantación de dos tipos de chips en los árboles. Los de color azul se instalan en los árboles y, los amarillos, se colocan en los troncos ya cortados.

Mediante este mecanismo de chips QR se podrá obtener una lectura de sus características, como el tipo de árbol del que se trata o la empresa a la que pertenece. Estas lecturas se harán desde un dispositivo móvil tanto en los propios bosques como en los puestos de control habilitados. Los chips son comprados por empresas y colocados por ingenieros del Ministerio de Ambiente. Una vez sean colocados, los funcionarios tienen que verificar que todo es correcto y, si no es así, pasará a ser donado a entidades que lo necesiten o a ser propiedad del Ministerio.