Afortunadamente,  un bombero, llamado Wiliam Lindler pudo salvarlo aunque el cachorro tenía quemaduras en el 75% de su cuerpo, incluídas las almohadillas de sus patitas.

Sus dueños le llevaron al veterinario pero pronto le abandonaron, ya que no tenían suficiente dinero para hacer frente a los gastos de sus cuidados. 

Pero el destino quiso volver a reunir a Jake y al bombero que le salvo la vida y este último no dudó, ni un segundo, en adoptarlo cuando se enteró de lo que le ocurría al pequeño perro. 

Así, poco a poco, y y gracias al cuidado de los médicos y el cariño de su nuevo dueño, Jake consiguió recuperarse y se convirtió en la mascota oficial del cuartel de bomberos.

Tanto tiempo pasa con ellos en el cuartel de bomberos que Jake, después de un duro entrenamiento, ayuda en las tareas de rescate y ya es un bombero más.