Los mapas de ruido de las 19 grandes ciudades españolas reflejan, según el Ministerio de Medio Ambiente, que el 27,7% de sus habitantes soporta niveles de ruido superiores a los 65 decibelios, que equivale al sonido de un aspirador, y es el máximo admitido según la Organización Mundial de Salud (OMS).

El 66,7% de los 12,2 millones de personas que viven en estas capitales sufren un ruido ambiental por encima de los 55 decibelios, debido a las carreteras, aeropuertos y ferrocarril.

En total, se estima en ocho millones el número de personas que están expuestas al ruido procedente del tráfico rodado, el tren, los aeropuertos y las industrias, dentro estas capitales.

Para vivir en un clima agradable, los ruidos estarían debajo de los 45,por encima de los 55 puede haber molestias y partir de los 85 decibelios toda la población manifiesta alteraciones.

La legislación nacional y europea sobre contaminación acústica exige la puesta en marcha de instrumentos de evaluación y gestión del ruido ambiental, con el fin de prevenir y reducir la exposición a este tipo de contaminante ambiental. Lo preocupante es que el grado de cumplimiento de los planes de acción es bajo tanto en número como por el contenido de los mismos.

A finales de 2010, tan solo doce capitales comunicaron planes de acción, aunque "únicamente cuatro de ellas pueden considerarse verdaderos planes acción, según los contenidos mínimos establecidos por la normativa", según el criterio del Ministerio de Medio Ambiente.

En estas mismas fechas, ya estaban acabados los planes de acción de las grandes infraestructuras viarias de competencia estatal, los de las carreteras de algunas CCAA, y la de los aeropuertos de Madrid-Barajas y de Barcelona.

Antes de acabar 2012, un total de 62 ciudades con más de 100.000 habitantes también estarán obligadas a elaborar sus respectivos mapas de ruido, que comprenden en conjunto a 18,9 millones de personas (el 41,5% de la población española).